¿Es la ley de Dios una maldición?
Otro de los errores comunes es creer que la Tora es una maldición. ¡Qué semejante blasfemia se ha hecho! Y esto, a causa de leer mal el pasaje de Gálatas 3.13 que dice: «Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)».
Típicamente, se viola este verso leyendo mal, como si dijera: "Cristo nos ha redimido de la ley la cual es una maldición". Tan absurda lectura es completamente incorrecta y sin fundamento. La verdad es que la ley de Dios es una maravillosa bendición, - ¡no una maldición!- El pecado es la maldición, no la ley. La obediencia a las leyes y mandamientos de Dios resulta en numerosas bendiciones (Dt. 28. 1-14; Lv. 26.1-13), el pecado, la infracción de la ley (1 Jn. 3.4) resulta en maldiciones (Dt. 28.15-68; Lv. 26.13-45). Cristo no nos ha redimido de la ley misma, sino de la maldición de romper la ley, La misma maldición que trajimos sobre nosotros mismos por causa de nuestros pecados. Él provee perdón y redención a través de su sacrificio perfecto y su sangre derramada, redimiéndonos de la pena de la muerte, la cual es la maldición por romper la ley. Él no nos ha redimido de guardar la ley, como si ya no tuviéramos la obligación de guardar las leyes y mandamientos de Dios. Queda, pues claro que la maldición no son las enseñanzas de Dios, sino lo que el hombre hace de ellas al pecar.
Permítame ponerle un ejemplo. ¿Debería diezmar un cristiano? Claro que debería. Porque querer retenerlo es robarle a Dios y cerrar la ventana de las bendiciones de Dios desde el cielo.
« ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde» (Malaquías 3:8-10)
¿Acaso diezmar nos hace salvos? No. Dios, por tanto, nos dio la ley, una Tora o enseñanza, no para darnos una manera de ganar nuestra salvación, sino para darnos un camino para conectar nuestras vidas con la prosperidad de Dios. Cuando un hombre, judío o gentil, toma las enseñanzas de Dios, la Torá, y las convierte en legalismo, nomos, entonces se vuelven maldición.