¿El pacto del Sinaí continua vigente?
Algunos concideran que el Pacto del Sinaí quedó aunulado. Veamos si lo que se dice es cierto.
Antes, prestemos atención lo que la Escritura dice del pacto que Dios hizo con Israel en el Sinaí.
«Y aún con todo esto, estando ellos en tierra de sus enemigos, yo no los desecharé, ni los abominaré para consumirlos, invalidando mi pacto con ellos; porque yo Jehová soy su Dios. Antes me acordaré de ellos por el pacto antiguo, cuando los saqué de la tierra de Egipto a los ojos de las naciones, para ser su Dios. Yo Jehová» (Lv. 26.44, 45).
«El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje a la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré Jamás mi pacto con vosotros» (Jue. 2.1).
«He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá. No como el pacto que hice con sus padres... porque ellos invalidaron mi pacto» (Jer. 31.31, 32).
«Pero más ha dicho Jehová el Señor: ¿Haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar el pacto? Antes yo tendré memoria del pacto que concerté contigo en los días de tu juventud, y estableceré contigo un pacto sempiterno. Y te acordarás de tus caminos y te avergonzarás, cuando recibas a tus hermanas, las mayores que tú y las menores que tú, las cuales yo te daré por hijas, más no por tu pacto, sino por mi pacto que yo confirmaré contigo; y sabrás que yo soy Jehová; para que te acuerdes y te avergüences, y nunca más abras la boca, a causa de tu vergüenza, cuando yo perdone todo lo que hiciste, dice Jehová el Señor» (Ez. 16.59-63).
¿Qué quiere decir todo esto? Como ya se dijo, la palabra berit (pacto o alianza) en el sentido de 'acuerdo' o 'contrato' establecido entre dos o más partes, en este caso quien no cumplió con el acuerdo fue la parte de los hijos de Israel, no la parte de Dios, y de esta manera el «acuerdo» queda sin efecto, como bien lo dice el profeta Ezequiel «... ¿haré yo contigo como tú hiciste, que menospreciaste el juramento para invalidar mi pacto?», y por lo tanto el resultado es: «... estableceré contigo un pacto sempiterno». Este es el Nuevo Pacto «no como el pacto que hice con sus padres... porque ellos invalidaron mi pacto». Nótese una vez más que lo que quedó sin efecto fue el pacto y no la Tora. Ahora bien, en la carta a los Hebreos 8.13 nos dice: «Al decir nuevo pacto, ha dado por viejo al primero; y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer». Para comprender lo que dice el autor es necesario que se deje fuera toda concepción cristiana anti-ley y nos percatemos que el contexto de esta sección es el sacerdocio de Aarón, el servicio del tabernáculo y el santuario como parte del primer pacto con Israel. Es absurdo pensar que el autor esté diciendo que ya se puede asesinar, robar, levantar falso testimonio, que no hay que guardar el sábado, que ya no hay que honrar a los padres, que ahora se puede comer ratones, serpientes, alacranes, etc. Pablo en sus epístolas claramente enseña «que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno» (Ro. 7.12). (Obsérvese que en este pasaje Pablo usa los términos «ley» y «mandamientos». Ley es el término genérico; y los mandamientos, las expresiones específicas. No confunda estos términos.). También enseña que «la ley es espiritual» (Ro. 7.14), y también «que la ley es buena, si se usa de ella conforme al propósito que tiene» (1 Ti. 1.8).[1] Entiéndase que lo que dice Hebreos 8.13 es simplemente la conclusión de las palabras del profeta Jeremías. El ser humano al recibir la ley dentro de él significa que ya no cometerá más pecado, por lo tanto ya no tiene objetivo los sacrificios para el perdón, porque como dijo el profeta Jeremías: «... pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí» (32.40).
- «ha dado por viejo al primero». Si el profeta Jeremías dice que hay un nuevo pacto con Israel, entonces lo lógico es que el pacto anterior (el primero con Israel) es hecho anticuado ante el nuevo.
- «y lo que se da por viejo y se envejece, está próximo a desaparecer». ¿Qué es lo que (físicamente) se desvanece en el primer pacto? Como dijimos, el contexto de esta sección en la carta es el sacerdocio y el servicio del tabernáculo, por lo tanto, si la Tora pasó a estar dentro del ser humano quiere decir que no cometerá más pecados, por lo tanto no necesita más del sacerdocio aarónico ni del servicio del tabernáculo, de manera que es precisamente esto lo que está próximo a desvanecerse y no la Tora.
Para poder comprender esta verdad aseverada, debemos de examinar el significado etimológico de la palabra pacto en un contexto histórico. Como hemos visto, la palabra que se utiliza para pacto es diatheke en el griego, y es común verla en las versiones griegas del Antiguo Testamento como en las del Nuevo Testamento, primordialmente en la Septuaginta. Ella la utiliza 270 veces para traducir el hebreo berit (pacto); y sólo ocasionalmente para traducir otras palabras, normalmente cuando existe una implicación de una relación legal (cfr. «testimonio» en Ex. 27.21, o «ley» en Jos. 4.16).
En el concepto de la berit (pacto) en el Antiguo Testamento existen 2 grupos principales que son de mayor importancia considerarlos. Así, pues, tenemos por un lado aquellas en las que la alianza es:
- Entre seres humanos, y por el otro lado es la que se da
- Entre Dios y los seres humanos.
La primera se caracteriza únicamente por tener un aspecto legal; la segunda, se caracteriza por tener un concepto teológico (aunque también con un aspecto legal), pues es Dios uno de los participantes.
- La alianza como un aspecto legal. En lo que respecta la alianza entre seres humanos se destaca el ejemplo de David y Jonatán. Cuando Jonatán hizo un pacto con David se pone como garantía un amor incondicional. De este modo el concepto legal queda garantizada en una profunda amistad (1 S. 18.1-3; 2016, 17). Tenemos también el pacto de Abraham con Abimelec (cfr. Gn. 21.27-31).
- La alianza como un aspecto teológico. Cuando Dios es uno de los participantes, se dice que es teológico. Dentro de los ejemplos más destacados tenemos el pacto que Dios hizo con Israel (Ex. 24.8; 34.10). Cuando realizó esta Alianza con su pueblo, los términos se escribieron en un libro (Ex. 24.4, 7). Puesto que Dios es Rey de reyes y Señor de señores, este pacto se concretiza en toda una realeza, la teocracia se asume legalmente, de este modo la iniciativa divina y la obligación legal tiene una fuerza agregada.
Todo lo apuntado arriba es correcto, pero resulta algo muy interesante en su uso constante en la LXX, como hicimos notar más arriba. Cuando la LXX tradujo la palabra berit (del hebreo «pacto») a diatheke (del griego «pacto») siempre tenía en mente una Alianza o pacto legal. Es muy rara la vez que utiliza la verdadera palabra para «tratado», a saber, suntheke. Cuando Dios es el que realiza una diatheke, está en juego una relación de «tratado», pero cuando esta se vincula a la palabra nomos (ley) demuestra que se trata de una «ordenanza». Así, pues, cuando los traductores de la LXX vieron estas relaciones observaron que el término hebreo berit trasciende la idea de un contrato solamente, pues el hebreo transmite una expresión vinculante de la voluntad divina. Es por eso que diatheke aparece más con frecuencia tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento. Y esto destaca el elemento más fuerte de la concepción teológica, pues la diatheke se concibe como un don divino de gracia, una declaración de la voluntad salvífica de Dios en la que Israel viene a ser únicamente receptor.
Filón en sus escritos usa suntheke para «tratado» y reserva diatheke para la «disposición» divina. Todo esto nos demuestra que diatheke tiene un sentido más teológico que del uso común en el pensamiento griego: es lo que Dios dispone, la declaración patente de su voluntad en la historia.
En los Evangelios sinópticos, sólo Lucas usa el término diatheke, y esto para referirse a la voluntad salvífica de Dios. Lucas utiliza esta palabra para referirse a la salvación y la misericordia en recuerdo de la diatheke que Dios había hecho en el pasado (Lc. 1.72).
Sigamos enfatizando más esta verdad. La palabra pacto, por su uso frecuente en las Escrituras, a veces se tiende a comparar o a confundirla con «Testamento». Debemos de señalar que los griegos, como hicimos notar, utilizaban otra palabra de uso ordinario para referirse a pacto, y es la palabra suntheke, que se utilizaba con respecto a un compromiso matrimonial o un acuerdo entre dos personas/estados. Así vemos que la palabra suntheke tiene una connotación de "un acuerdo hecho en igualdad de condiciones, que cualquiera de las dos partes puede alterar". En cambio diatheke tiene una connotación distinta y por lo tanto no puede compararse ni confundirse con suntheke, que tiene un uso más ordinario en el pensamiento griego, ya que era aplicada más a «testamento» que a «pacto». Por lo tanto diatheke en el sentido teológico es un acuerdo entre Dios y su pueblo, pero "no en igualdad de condiciones" ya que Dios no puede ser calificado en igualdad con el hombre, por lo tanto ese pacto realizado no puede ser alterado, ni anulado, sino sólo ser aceptado o rechazado. Es por eso que el pacto que Dios hizo con el pueblo de Israel en el Sinaí sigue siendo el mismo pacto que ahora vemos en el Nuevo Testamento, pero renovado, ya que ese pacto que Dios había realizado con el pueblo era eterno. Lo que sucedió fue que Israel lo rechazó, por lo tanto Dios lo restablece, lo renueva, pero no lo cambia. He ahí la importancia de conocer la inversión del sentido de ambas palabras diatheke (pacto) y suntheke (testamento). Es interesante que el apóstol Pablo escribiera en su epístola a los Gálatas algo de este sentido relacionado a un pacto. Él dice:
«Hermanos, hablo en términos humanos: Un pacto [diatheke] aunque sea de hombre, una vez ratificado, nadie lo invalida, ni le añade» (Gl. 3.15). (Énfasis agregado).
José Costales C. enfatiza muy bien este problema, él dice: «cuando los judíos tradujeron su Biblia a griego, ellos enfrentaron el problema de cómo expresar la palabra hebrea para -pacto: berith. Una posibilidad era synthēkē [suntheke] que expresaba la idea de mutualidad, un acuerdo o tratado. Esta palabra preservó un aspecto del pacto hebreo, un acuerdo, pero no hizo justicia al énfasis predominante en la iniciativa de Dios, así que los traductores eligieron diathēkē, una palabra significando "disposición" o "arreglo"... El común uso helenístico de diathēkē era para un testamento o última voluntad».[2] Luego agrega: «los traductores del antiguo testamento en su versión septuaginta, no se equivocaron, el problema fue que en griego no existía una palabra que tuviera el mismo significado o etimología que en hebreo pacto BRIT o BERIT, de aquí en adelante, cada vez que leemos diatheke o testamento, no entendemos, a menos que se nos explique, que Dios se relaciona con los hombres a través de pactos, y en cada uno de estos demanda guardar instrucciones y mandamientos a los hombres y mujeres (nunca para canjearlos por su salvación, sino como obediencia a su palabra, y esto es la santidad que Dios demanda de cada hijo suyo -Lv. 20.7; Jn. 17.17; 1 P. 1.16 entre otros pasajes; "Sed santos, porque yo soy santo"».[3] (Énfasis agregado).
Es digno de ser mención también lo que escribe Barclay con respecto a estos dos términos griegos cuando dice: «Hasta aquí, todo es correcto; pero el problema radica en que la palabra griega normal para pacto es suntheke, que es precisamente la usada en todas partes respecto de un compromiso matrimonial o un acuerdo entre dos personas o estados. En el griego de todos los tiempos, diatheke no significa "pacto", sino "testamento". Kata diatheken es el término regular que significa "según las estipulaciones del testamento". En un papiro, cierto testador deja casas y huertos en conformidad con las disposiciones (diathekas) que se encuentran en el templo de Afrodita, con Eunomides el gobernador y con Ctesiphon el abogado. ¿Por qué el NT no utiliza nunca suntheke y siempre usa diatheke? La razón es la siguiente: Suntheke describe siempre "un acuerdo hecho en igualdad de condiciones, que cualquiera de las dos partes puede alterar. Pero la palabra "pacto" significa algo diferente. Dios y el hombre no se encuentran en igualdad de condiciones; significa que Dios, a opción propia y en su libre gracia, ofreció al hombre esta relación, que el hombre no puede alterar, cambiar ni anular, sino sólo aceptar o rechazar. Ahora bien, el supremo ejemplo de tal acuerdo es "un testimonio". Las condiciones de un testamento son impuestas por una persona y aceptadas por otra, que no puede alterarlas. No entramos en relación con Dios por derecho propio ni según nuestras estipulaciones, sino por la iniciativa y la gracia de Dios... La misma palabra "pacto", diatheke, resume en sí misma la "deuda" y el "deber" que tenemos para con Dios. Estamos en "deuda" porque nuestra nueva relación con Dios es debida a la aproximación de Dios y no a nada que nosotros pudiéramos haber hecho. Tenemos un "deber" porque hemos de aceptar las condiciones de amor, fe y obediencia impuestas por Dios, y no podemos alterarlas. La misma palabra demuestra que nunca podremos encontrar a Dios en igualdad de condiciones, sino únicamente según la humildad y gratitud estipuladas».[4]
[1] Biblia Dios Habla Hoy 1994
[2] Ferguson, the church of christ, 8 [obra citada por José Costales C. en www.sentircristiano.com/misiónisrael/Pacto_o_Testamento.html
[3] www.sentircristiano.com/misiónisrael/Pacto_o_Testamento.html
[4] Palabras Griegas del Nuevo Testamento.